Primavera eterna


Por: Koral García Delgado (@harkalya) y Oswaldo Osorio Regalado.



El teléfono repicó, el número en la pantalla era desconocido, descartó la llamada y siguió manejando. La lluvia azotaba el exterior de la camioneta mientras los enclenques brazos del limpiaparabrisas luchaban por despejar la catarata que resbalaba por el vidrio frontal.

Encendió la radio y sus dedos se deslizaron en el tunning... Todas las voces le resultaban molestas, empeoraban el pitico del oído, ése que no se quitaba con nada, ése que al rato le provocaría una migraña. "Tinnitus", había dicho la doctora, que era muy normal, dijo. Agrego yo que muy ladilla más bien. Que era "una especie de fatiga auditiva por exposición continua y prolongada a ruidos fuertes" ¿o sería el cansancio ante tanta habladera de paja que le deja a uno ese zumbido, latente aviso de estar fuera de servicio? La voz de la doctora era empalagosa y el pitico aludido la distorsionaba desagradablemente, incluso ahora dentro de su cabeza.

Su barriga dejó escuchar un gruñido, tenía hambre, no había almorzado, estuvo ocupado todo el día revisando los pedidos y atendiendo llamadas de clientes. Le iba bien, era innegable, un triunfador. Había logrado de todo en la vida, nadie dudaría de su éxito. Pero el vacío seguía allí cada noche, al borde del insomnio, escondido detrás de cada recuerdo de efímera felicidad. 

A estas alturas del clima y del día no le quedaba tolerancia para el desatino de las opiniones ajenas y no le gustó ninguna de las cacofonías vulgares que de un tiempo para acá sustituían a la verdadera música, así que pulsó el menú en el panel frontal del reproductor y eligió algo de sus listas. Un rock sinfónico, instrumental, con largas descargas de guitarra eléctrica y una armónica estridencia. No pudo evitarlo. Pensó en ella. 

Sólo ella lo había amado de esa manera. Le había dicho "soñador", las demás lo habían llamado de muchas formas: loco, aventurero, mediocre, mentiroso, estafador, infantil, ridículo... "incomprendido" las resumiría mejor. 

*Ella ¿Cómo lo supo? ¿Porque perdí el control? Y cómo no perder el control cuando se aproximaba con el cabello revuelto, violenta, queriendo asustarme como en una película de terror, acechándome como a un conejo, leona hambrienta de pasión... y yo rogando divertido -No me muerdas duro, por favor, soy de piel sensible así como también en mi corazón. Guarda el secreto, mi amor...*

El semáforo cambia. Se lo informa 春季女王 (Chūnjí Nûwáng), su amable asistente virtual. Su rostro asiático es una sobria compañía, nunca lo juzga, no chismosea, sólo habla para informarle puntualmente y asiente con tranquilidad cuando le ordena alguna tarea. No se queja cuando apaga el modo holográfico y la obliga a desaparecer de su identidad gráfica para sumergirse en el caos de datos y circuitos. Pero a veces, como hoy, le parece que observara los ríos de lluvia con algo como la melancolía. El vendedor le había recomendado tanto el programa, lo mejor del fabricante en materia de inteligencia artificial, su nombre significaba "Reina de la Primavera". No se pudo resistir a semejante configuración. 

¿Dónde estará ahora? ¿Qué estará haciendo? ¿Reposando en otros brazos sin aliento? Eso se inventa y el cliché lo lastima, pero poco le importa el sufrimiento ante esa ventana de amor puro y sincero que no se desvanece con el tiempo. La piensa descalza, al ritmo de esa canción y vuelve a perder el control, su frecuencia cardíaca aumenta, observa el retrovisor, el reflejo de su piel cromada juega con la luz en un tono de lava incandescente, el fuego que fluye en su sangre intensamente. 

El timbre del teléfono repica otra vez. ¿Será ella? No, no es. Si no es para ti no estoy para nadie. Sigo soñando, no puedo evitarlo, el mundo indolente en movimiento es un tormento. Presiono el acelerador. La primavera tropical es un pichaque. Me estrello. El caleidoscopio de flores rojas girando, cayendo, amapolas descomponiéndose en fugaces imágenes. Desenfreno. Te pienso despierto, si no te tengo no valió la pena este momento. Mi mirada perdida en la expresión serena de mi acompañante. No. En realidad, estoy solo. Qué desperdicio de creatividad. Estoy perdido, totalmente, quedé atrapado en una primavera eterna. 


Arte: Harkalya

P.D. Este relato forma parte de mi historia CRÓNICAS DE ONYRIA/ CUADERNOS BAJO LA ALMOHADA en Wattpad 

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