Redención

 


Por: Koral García Delgado @harkalya y Paola Medina.

Sobre la mesa una vela ardía con doble cabo, afuera llovía a cántaros, la bruja atizaba el fuego de la estufa, le habría gustado encender la chimenea en una noche tan inclemente pero la leña se había humedecido y ahora sólo le quedaban estas pequeñas astillas secas para preparar el brebaje. El viento golpeaba la puerta y azotaba las copas de los árboles. Un nombre era susurrado insistentemente por los Elementales. No pudo ignorar el aviso, colocó una tapa en el caldero y se dispuso a comunicarse con los espíritus. 

La bruja se sentó frente a la vela y colocó una copa de cristal con agua de manantial, musitó palabras inaudibles y observó con atención la escena que se mostraba en la superficie del líquido...

En la habitación del olvido la pequeña golondrina quedó sola, atrapada en una jaula, sin ayuda y sin suspiros, nadie tuvo piedad de ella cuando la encerraron; sintió que todos la odiaban en ese lugar, que el mundo la odiaba tanto como ella se estaba odiando a sí misma. Sus alas no volaban, no la sostenían, se desplomaban ante el más mínimo tropiezo con los barrotes de hierro, se encontraba sola y vacía, pobre cosita lamentable e insignificante.

En ese cuarto lloraba largas noches y su herida jamás sanaba pues cada día los crueles hacían turno para entrar y contemplar su sufrimiento, metiendo sus manos grotescas por el diminuto espacio de la puerta y arrancando sus plumas a pellizcos entre imprecaciones y carcajadas. No sólo su cuerpo sino también su corazón estaba herido, contaminado, lleno de rencor. Quería marcharse, sin mirar atrás, irse y nunca volver pero esas pesadas cadenas que la aprisionan no le permiten descansar, reponerse, soñar... Se siente inútil, incapaz de perdonar. Que ese rostro de pesadilla aparezca con recurrencia en sus pensamientos no la ayuda. ¿Acaso nunca lo podrá olvidar?

Una vez el amor tocó a su puerta pero ella sólo siguió allí llorando, no se pudo enamorar, apenas intentó escapar de ese sucio mundo pero cuando se creyó en libertad las espinas de rosa la apuñalaron, quedando tan lastimada de dolor y humillación, segura de que nunca encontraría la felicidad... Recordó cuando de niña jugaba a ser grande y ahora que por fin lo era sólo quiere morir pues nada encuentra que la haga ni un poco feliz... llenando sus ojos de lágrimas una vez más, se resignó a su vida, su derrota y su esclavitud. No ha sanado, nada la ha sanado, pero anhela que algo lo haga, espera el bálsamo que le permitirá algún día elevarse de nuevo y volver a entregarse al cielo en completo éxtasis. 

La oscura plegaria fue escuchada. Samkiel emerge en toda su pasión, el fuego purificador del Juicio Final ha llegado trayendo el ansiado Día de la Redención. Teniendo en cuenta ese olor a sol que se apagó pero que sin embargo siempre se mantiene ahí, como el sutil aroma de una flor marchita en un jarrón, la jaula abierta se balancea vacía en una habitación sin ventanas. La bruja, satisfecha por su intervención sopló apagando la vela, derramó el agua de la copa sobre su cabeza, se levantó y continuó con su preparación como si nada.


Arte: Harkalya 

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