Inolvidable navidad


 


Por: Koral García Delgado @harkalya 


Era 24 de diciembre, una fecha emotiva sin lugar a dudas, para muchos motivo de festejos y celebraciones pero para la doctora Yolanda era causa de desazón. Le había tocado estar de guardia en el Hospital esa noche, pero no era eso lo que le preocupaba, después de todo sus compañeros eran su segunda familia y una festividad con ellos hacía que fuera más llevadera la jornada, aún así su mente estaba en otra parte; junto a su bonita hija adolescente que lo pasaría donde los vecinos para no estar sola en casa. Sacó el teléfono celular del bolsillo de su bata, revisó el buzón, sólo felicitaciones de los familiares y amigos; ahora todos lejanos. Algunas enfermeras jugaban a las cartas en el cuarto del personal mientras en la cocina otras colaboraban con las cocineras e improvisaban un convite navideño con los aportes de cada uno ,más colaboraciones de familiares acompañantes de los pocos pacientes que dormían en el área de observación. Como decían por ahí: una "cena de traje".

Era un pueblo tranquilo, no se esperaba ninguna novedad, las grandes reuniones prohibidas por la pandemia, los comercios y licorerías cerrados desde temprano en la tarde, no habría peleas de borrachos en la calle, ni mujeres celosas desgreñándose con las mozas por culpa de sus maridos, no habría cornetas escupiendo regguetón a alto volumen en la madrugada; durante la cuarentena todo estaba como anestesiado, el ritmo de la vida ralentizado a su mínima expresión; no, no se esperaba que ocurriera una emergencia y mucho menos varias... eso es lo que tienen de curiosas las emergencias, nadie las espera, ni siquiera las personas capacitadas especialmente para afrontarlas... 

Cuando la ambulancia llegó sonando la sirena, rápidamente se estacionó, los diligentes rescatistas abrieron las compuertas y uno de ellos sacó la camilla, el corazón de la doctora dio un vuelco, lo que llamarían un pálpito, pero su impecable sentido del deber se impuso en el momento y se abstuvo de dar otra mirada a la pantalla que se encendía intermitente, en consonancia con las lucecitas del árbol navideño parpadeando en el pasillo, en consonancia con las luces giratorias del vehículo parpadeando en el estacionamiento.

El paciente masculino de 49 años sufrió crisis respiratoria dice la ficha de traslado, que los familiares ya vienen en camino desde otra ciudad, que nadie lo acompaña, que pidió ayuda por teléfono le informa el paramédico mientras ella rellena el formulario correspondiente como jefa de la guardia. Un tipo joven, pensó, bien parecido, de complexión atlética. Entrega la planilla firmada, observa el reloj de pared, hora de ingreso: 11:11 pm. "La hora mágica" pensó, para inmediatamente autocensurarse desde su más científica racionalidad. "¿Qué dirían de su sanidad mental si supieran que no sólo oía múltiples voces en su cabeza sino que además vivían peleándose entre sí la mayor parte del tiempo?". La autocensura también evaporó ese pensamiento antes de que se desatara el interminable diálogo interno y se concentró en dirigir y supervisar los procedimientos del ingreso. "Dios, cómo detesto ese lenguaje administrativo, impersonal, burocrático, mecánico", suspiró para sí. Cuando estabilizaron al hombre se reunieron en el comedor y compartieron, incluso apareció una botella de sangría para mejorar los ánimos con un brindis -¡Por la Esperanza, la que nunca muere! - dijo un joven pasante -¡Salud! Por la Esperanza! Por la Navidad! Por el Niño Jesús! Por la Familia! Por todo, por nada, siguieron brindando hasta pasada la medianoche. Cuando los familiares de "Nené" llegaron en la mañana siguiente él ya no estaba en este mundo. El equipo médico se observaba culpable. No se atrevían a mirar a los padres a los ojos, nadie explicó, se hizo lo máximo posible dijeron y los ojos rojos y vidriosos parecían llorar, parecían condolerse, parecían compungidos, no beodos, Nené tenía cáncer, era normal que colapsara, los señores se alegraban de que al menos no hubiera muerto solo decían y la culpa se atascaba en alguna garganta que se retiraba discretamente a evacuar sus excesos. 

En la madrugada ingresó otra paciente, femenina de 72 años. Un infarto durante el traslado. Nada que hacer más allá del ingreso en la morgue y el papeleo. Nada que hacer con la hija y el nieto que lloraban desconsolados en la sala de espera. Nada que hacer hasta que volvieran a incorporarse el lunes siguiente los de las autopsias y se coordinara con las crematorias para proceder con el cadáver. La occisa. Qué fea palabra. Quizás debió haber sido poeta o artista, o cantante, bailarina, empresaria, no sé, cualquier cosa y no dedicarse a la medicina. No dedicarse a esta frialdad de quirófano que se va colando en el alma, no dedicarse a esta esterilidad de instrumentos que extirpa los sueños para desecharlos entre gasas, algodones y jeringas usadas. Sus ojos se llenaron de lágrimas, Yolanda terminó su guardia con un peso en el pecho, se duchó y cambió en el baño del hospital y regresó a su casa. Cuando abrió la puerta, su preciosa hija colgaba girando como una bambalina en el medio de la sala. El grito desgarrador se confundió con el canto de los gallos.



Arte: Harkalya 

Ecos del Valhalla

 



Por: Koral García Delgado @harkalya y David Meire 
*Troblemaker Midelfinger*

Cuando los antiguos Dioses fueron desterrados de la adoración humana se dedicaron a recorrer las geografías terrenales bajo las más diversas apariencias, esto ha ocurrido desde la Edad Media, incluso en la época contemporánea, o quizás justamente este turismo sobrenatural se haya llevado a cabo con más frecuencia desde los albores del milenio, cuando se adelgazaron los velos y las grietas en el tejido de los mundos se acentuaron, creando una proliferación de zonas ínter y agujeros de gusano... Como en todos los tiempos críticos, surgen visionarios y pitonisas que pregonan los vientos de cambio, pero son pocos los que finalmente atienden el llamado, entre estos siempre los niños y jóvenes resultan más receptivos a la prístina energía emanada por las deidades...

Hacía calor, en la isla siempre hacía calor, especialmente al mediodía hacía mucho calor, un calor bochornoso, caribeño, cargado de salitre y humedad. A la salida del liceo los muchachos se iban agrupando a lo largo de la calle y allí, en medio, erguido, vestido de negro, con media cabeza rapada y una cresta de rizos amarillo fuego, ese extraño de ojos verde esmeralda repartiendo volantes de un concierto de rock. A mi amiga Cristina le gustaba, asi que nos acercamos y recibimos el papelito. Era viernes. Nos miramos cómplices, allí estaríamos. 

Y allí estábamos. En medio de la olla, aspirando el vapor del caos tropical, brincando, saltando, descargando... las valkyrias mezcladas en la multitud exaltando los ánimos, los gritos del hijo de Odín mientras desgarraba su guitarra, señalando al cielo, clamando, exclamando, invocando:

🎶
《Ninfa del viento 
muéstrame tu piel
dame en un beso
una muestra 
de tu poder
desnuda en las rocas
tu cuerpo
y deja que las olas
rompan en él...

("Déjate llevar" susurran invisibles voces en el humo narcótico)

🎶
deja que las olas
rompan en tu cuerpo
mientras bajo al abismo
de los infiernos 
hablaré con los dioses
en su morada
tramitando el traspaso
de tu alma
🎶
de tu alma inmortal 
para mí...

("Así sea, mein lieb, así sea" afirmaban incorpóreas presencias flotando entre los danzantes, intuitivamente ávidos del ícor sagrado)

🎶
y en tu viaje 
a otros cuerpos
voy tras de ti
a través del tiempo
en tu viaje
a otras vidas 
siempre recuerdas 
que me querías...

("Te queremos, los queremos, nuestros niños, nuestros hijos, nuestros pequeños monstruos, los pequeños filamentos de estrella, nuestras huellas de Midgard, aquí están, aquí están"... las manos invisibles acariciando a los elegidos, entre los sudorosos adolescentes que sacudían sus cabezas al compás, ellas reconocían a las semillas de cristal, reconocían la furia y el rigor, reconocían los mapas celestes grabados en las pecas de sus espaldas, las constelaciones en los lunares, sus ojos contenían trazos de sol y profundidades de abismo y estaban allí, en ese absurdo ritual, totalmente entregados a poderes desconocidos, desbordados de vida, infinitos en su efímero instante de eternidad)

🎶
me querías 
para ti...

(Te quiero, te quiero, siempre te querré, pedazo de cielo, escúchame, no es locura, no es locura, aún te quiero, aquí, en el Salón de las Mil Columnas, sobre pieles de lobo, te espero, te espero)

🎶
ninfa del viento
hoy quiero entrar
a esa parte de ti
que no has de mostrar
izaré tu estandarte
en mil batallas
ofrendando mi alma
para hacerme
inmortal 
🎶
hacerme inmortal
para ti...

("Recuerda, recuerda, ya eres inmortal" decían las voces de otro mundo en sus oídos y ellos sacudían sus cabezas, empapados de sudor, los vikingos, los poetas y los chamanes, los sátiros y las ondinas, todos los rebeldes bailando, embriagados de sus propias hormonas y de otras sustancias -unas lícitas y otras no tanto-, algunos chocando con violencia entre sí, enajenados, empujando una energía que los confundía y sobrepasaba, las runas mágicas despertando a las bestias dormidas en los cimientos del laberinto con los clamores de su resonancia)

🎶
y en tu viaje 
a otros cuerpos
voy tras de ti
a través del tiempo
en tu viaje
a otras vidas 
siempre recuerdas 
que me querías 
🎶
me querías 
para ti》

Y entonces de la nada, surge un soplete, un lanzallamas que escupe su fuego intensamente dirigido desde el escenario hacia el público y desde atrás, desde la parte superior de las gradas, mangueras de presión vomitan furiosas sus chorros de agua como lenguas lascivas y quedamos atrapadas en medio de esas dos fuerzas colosales de los elementos, veo a mi amiga aterrorizada, su cabello chamuscado; hay gritos, confusión, afuera se escucha la sirena de una patrulla, también una ambulancia, sus luces azules y rojas se suman al espectáculo de la locura. Todos corren. Pero yo me quedé. El tiempo se detuvo como una epifanía y pude observar los arcanos antes de que se marcharan por una pequeña puerta junto al escenario. 

Al final de la comitiva, un juglar con una lira en su mano derecha y un laúd en su espalda acompañado de una elegante pantera negra me invitó a seguirlos, no pude resistir. Desde entonces lo hago. Aún hoy estoy vagando salvaje, quizás sin rumbo, por las ramas de Yssildur. He llegado muy alto.





Arte: Harkalya
Canción: "VALHALLA "
Caos Nacional/ David Meire

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Redención

 


Por: Koral García Delgado @harkalya y Paola Medina.

Sobre la mesa una vela ardía con doble cabo, afuera llovía a cántaros, la bruja atizaba el fuego de la estufa, le habría gustado encender la chimenea en una noche tan inclemente pero la leña se había humedecido y ahora sólo le quedaban estas pequeñas astillas secas para preparar el brebaje. El viento golpeaba la puerta y azotaba las copas de los árboles. Un nombre era susurrado insistentemente por los Elementales. No pudo ignorar el aviso, colocó una tapa en el caldero y se dispuso a comunicarse con los espíritus. 

La bruja se sentó frente a la vela y colocó una copa de cristal con agua de manantial, musitó palabras inaudibles y observó con atención la escena que se mostraba en la superficie del líquido...

En la habitación del olvido la pequeña golondrina quedó sola, atrapada en una jaula, sin ayuda y sin suspiros, nadie tuvo piedad de ella cuando la encerraron; sintió que todos la odiaban en ese lugar, que el mundo la odiaba tanto como ella se estaba odiando a sí misma. Sus alas no volaban, no la sostenían, se desplomaban ante el más mínimo tropiezo con los barrotes de hierro, se encontraba sola y vacía, pobre cosita lamentable e insignificante.

En ese cuarto lloraba largas noches y su herida jamás sanaba pues cada día los crueles hacían turno para entrar y contemplar su sufrimiento, metiendo sus manos grotescas por el diminuto espacio de la puerta y arrancando sus plumas a pellizcos entre imprecaciones y carcajadas. No sólo su cuerpo sino también su corazón estaba herido, contaminado, lleno de rencor. Quería marcharse, sin mirar atrás, irse y nunca volver pero esas pesadas cadenas que la aprisionan no le permiten descansar, reponerse, soñar... Se siente inútil, incapaz de perdonar. Que ese rostro de pesadilla aparezca con recurrencia en sus pensamientos no la ayuda. ¿Acaso nunca lo podrá olvidar?

Una vez el amor tocó a su puerta pero ella sólo siguió allí llorando, no se pudo enamorar, apenas intentó escapar de ese sucio mundo pero cuando se creyó en libertad las espinas de rosa la apuñalaron, quedando tan lastimada de dolor y humillación, segura de que nunca encontraría la felicidad... Recordó cuando de niña jugaba a ser grande y ahora que por fin lo era sólo quiere morir pues nada encuentra que la haga ni un poco feliz... llenando sus ojos de lágrimas una vez más, se resignó a su vida, su derrota y su esclavitud. No ha sanado, nada la ha sanado, pero anhela que algo lo haga, espera el bálsamo que le permitirá algún día elevarse de nuevo y volver a entregarse al cielo en completo éxtasis. 

La oscura plegaria fue escuchada. Samkiel emerge en toda su pasión, el fuego purificador del Juicio Final ha llegado trayendo el ansiado Día de la Redención. Teniendo en cuenta ese olor a sol que se apagó pero que sin embargo siempre se mantiene ahí, como el sutil aroma de una flor marchita en un jarrón, la jaula abierta se balancea vacía en una habitación sin ventanas. La bruja, satisfecha por su intervención sopló apagando la vela, derramó el agua de la copa sobre su cabeza, se levantó y continuó con su preparación como si nada.


Arte: Harkalya 

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El Mapa de Lola

 


 


Por: Koral García Delgado @harkalya 

“La sonrisa es la llave mágica para muchos cofres herméticos” 

Hola, me llamo Goti, soy un tritón y tengo muchos amigos en todas partes del mundo, pero mis aguas preferidas son las del Mar de Barentz, donde resido. La historia que referiré ocurrió muy lejos de aquí, en cálidas aguas tropicales, pero es fidedigna, pues la supe de uno de los descendientes de su protagonista.

Lola Concha era una muchacha de buena familia, de ascendencia mantuana, pero a ella las convenciones sociales no se le daban muy bien que dijéramos. Su nombre de bautismo era Dolores Concepción, pero su trato era tan espontáneo y desenfadado que todos, hasta sus muy cristianos padres  la llamaban por su apócope. Siempre se mostró muy despierta y vivaracha, quizás incluso más de lo conveniente; a temprana edad se interesó en los comercios de su padre y trabó amistad con toda clase de personas en el puerto.

Este comportamiento no tardó en ser mal visto por las comadronas del pueblo, pero Lola Concha lejos de someterse a los cánones aceptados para las señoritas, se volvió cada vez más desafiante: Se cortó y tiñó el cabello, enfundó pantalones y mascó tabaco. La madre estaba horrorizada, pero su padre se divertía con sus ocurrencias y decía que Lola era como un hijo varón. No obstante sus extravagantes maneras, Lola Concha era una joven muy agraciada, de fino talle, cabello castaño y ojos grises claros y profundos.

Tales dones le ganaron la simpatía de muchos viajeros que competían por su amor y constantemente la obsequiaban con presentes de tierras remotas y hasta reliquias familiares. Lola aceptaba los regalos con cortesía sin demostrar preferencia por algún pretendiente. Al despuntar la mayoría de edad su tesoro secreto era considerable, pero la discreción en los lujos que se permitía la familia no despertaba sospechas de los valores acumulados.

Perlas de diversos tonos, formas y tamaños, piedras preciosas y cristales variados, lencerías de seda, tejidos tradicionales, collares, cadenas, anillos, dijes, brazaletes, relojes, pulseras, manuscritos antiguos, cartas de navegación, títulos de propiedades… La colección de Lola Concha era de lo más variopinta. Grandes baúles ocupaban más de la mitad de su habitación.

Así fue que un día, ayudada por su padre, Lola adquirió una embarcación y llevándose su caudal partió a recorrer el mundo. Tres de sus primos se enrolaron en su tripulación y también un tímido muchacho llamado Jesús, hijo de unos artesanos franceses que vivían en las afueras. Llevaban también cargamento de mercancías consistente en productos y frutos de las regiones tropicales, tan apreciados por los conocedores sibaritas del viejo continente.

Donde quiera que hacían tierra el carisma y la belleza de Lola Concha despertaban admiración, cosechando tributos de los galanes, tanto mozos como maduros, pero el corazón de la joven parecía estar cerrado por un sortilegio.

Tras un par de años Lola volvió a su tierra natal, reportó prósperos dividendos a su padre y trajo muchas finezas de tierras lejanas con las cuales comerciar con grande ganancia, garantizando estabilidad con su retorno. ¡Sus padres lloraban de contento!

Otra noticia los alegró aún más: Lola estaba encinta. Solicitaba su bendición para contraer nupcias con el buen Jesús, de quien se había enamorado durante la travesía. La celebración de la boda fue íntima y sencilla. Lola y Jesús mantuvieron activos los negocios familiares, fueron los progenitores de una numerosa prole con larga descendencia y murieron tranquilos al cabo de una longeva existencia.

Nada sabían sus hijos y nietos de las aventuras que unieran a esta pareja en su viaje inicial ni de la fortuna que la pintoresca “Mamá Lola” – como solían llamarla los nietos- reuniera gracias a su belleza.

Sólo conocieron el secreto una noche de Navidad, al abrir un baúl que siempre estuviera bajo llave; junto a documentos, joyas, armas y retratos, la bitácora y el mapa de la Capitana Lola Concha surgían del fondo doble. Los cinco navegantes habían guardado silencio absoluto sobre los pormenores de aquel viaje y aunque navegaron muchas veces más a  lo largo de su vida nunca experimentaron nada igual.

La familia no podía creer en los relatos de fábula que la delicada caligrafía de Mamá Lola construía para ellos. Después de mucho deliberar cinco de los nietos se armaron de valor y se hicieron al mar con el mapa y la bitácora como guías, dispuestos a encontrar el escondite de su legado secreto, el tesoro de la Capitana Lola Concha, bucanera encantadora que asoló el Caribe durante dos años burlando todas las autoridades.



Arte: Harkalya
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Kendaka




Por Koral García Delgado (@harkalya)


Mucha gente podría preguntarse por el origen de la palabra o título nobiliario de "kendaka", un vocablo africano que traduce como "reina", bueno, en realidad sabemos que es poca gente la que se cuestiona por el origen de las cosas y menos aún por el de las palabras, pero para esos pocos que puedan llegar a interesarse, resulta que la etimología más acertada del título emergió desde hace más de cuatro milenios, específicamente durante la dinastía Kush.

Sucedió en el Antiguo Reino de Kush, al sur de los valles egipcios del Nilo, que abarcaba lo que hoy conocemos como el territorio de Sudán, cuando la Gran Reina de Nubia, capital del Ubuntu, la Sagrada Señora Amani Rina ostentó el título de Kandakat, Reina entre Reinas o Emperatriz Madre.

Los Bárbaros amenazaban la región y los fértiles valles perdían su frescura. Los enormes baobabs de los ancestros caían para complacer la construcción de sus caprichosos edificios y embarcaciones. Desolación y muerte, hambre y sequía seguían a su paso. El Círculo de Mujeres fue convocado. La Madre Watari, la más anciana, tomó la palabra:

- Hermanas de la Sangre, la Madre Luna nos llama hoy a presenciar su boda con el Padre del Cielo, un augurio será enviado y una de nosotras será elegida para dirigir los ejércitos a expulsar la barbarie que nos flagela. Una de nosotras y nosotras a Una, líder de la que seremos lanza y escudo, grito y gemido, lágrima y sudor... Quien con el amor implacable de una madre, con la entrega devota de las fieras a su manada, con el desapego y la gracia de las aves dirigirá nuestro paso.

Las mujeres del círculo asintieron y cantaron, mientras untaban sus rostros con las pinturas rituales y los séquitos ornaban a las reinas con sedas de Oriente y aretes dorados. Trenzando sus cabellos con piedras preciosas, trazaban en ellos la historia de sus linajes. Y así el Ubuntu completó sus representantes. Cuando todos los participantes hubieron ocupado sus respectivos lugares, se dio inicio a la festividad encendiendo las fogatas y antorchas, mientras se recitaban los cánticos de protección, las oraciones de gratitud y las invocaciones de Dioses y espíritus tutelares. Luego los juglares declamaron las hazañas de los descendientes del gran Mür y los pilares de Ébano, para finalmente dar paso a las danzas, al principio más coreográficas y estilizadas para ir dando paso a medida que se caldeaba el ambiente, a otras más rítmicas y provocativas.

Para el momento cuando los cuerpos celestes se fundieron en su oscuro beso, bestias amaestradas traídas de países septentrionales hicieron acto de aparición... las panteras cruzaron aros de fuego saltando a través con precisión y sus acróbatas acompañantes hicieron brillar en el cielo los fuegos de artificios encargados en la gran tierra de Ceilán. Un banquete abundante y exótico circuló entre los presentes, las bebidas fueron copiosas y fermentadas, frutas exquisitas y jugosas instaban a satisfacer los apetitos, los ánimos fueron estimulados y con el paso de las arenas, acompasadas con la percusión de los tambores y las melodías de cuerda, hacia la madrugada las orgias no se hicieron esperar. Sólo los guerreros más nobles y selectos en todos los sentidos habían sido invitados a la celebración, habían aceptado el honor sin dudar, sabían cual sería el fín de aquella ceremonia y aún así habían querido participar. Las doce reinas clavaron a la vez las dagas en los corazones de sus amantes, quienes expiraron al instante. Las reinas devoraron los corazones crudos y entraron en trance, como poseídas por el frenesí, a continuación abrieron sus vientres, exponiendo las entrañas al primer rayo del amanecer y dibujando en el suelo de piedra extraños símbolos con la sangre de los guerreros. Entonces los tambores cesaron su repique y el cielo respondió; un relámpago cayó en medio de la fogata mayor, en el centro del triple círculo, donde las sabias, reinas y los guerreros sacrificados conformaban desde el cielo la imagen de una bella flor mientras esperaban la señal de sus dioses.

Kyrin, la Hija del Sol, surgió de las llamas con el retumbar del trueno, indómita, salvaje, hermosa. Su luz cegando a quienes la contemplaron. En su voz estridente como un relincho se escuchó decir "kandakat" y trotando a la carrera hacia la Señora Amina se lanza de cabeza hacia su vientre y allí desaparece. Nadie se atreve a desafiar un designio divino.







Arte: Harkalya

Este relato forma parte de mi obra CUADERNOS BAJO LA ALMOHADA en Wattpad y fue inspirado por el siguiente artículo en el site The African History: 

https://theafricanhistory.com/48


Primavera eterna


Por: Koral García Delgado (@harkalya) y Oswaldo Osorio Regalado.



El teléfono repicó, el número en la pantalla era desconocido, descartó la llamada y siguió manejando. La lluvia azotaba el exterior de la camioneta mientras los enclenques brazos del limpiaparabrisas luchaban por despejar la catarata que resbalaba por el vidrio frontal.

Encendió la radio y sus dedos se deslizaron en el tunning... Todas las voces le resultaban molestas, empeoraban el pitico del oído, ése que no se quitaba con nada, ése que al rato le provocaría una migraña. "Tinnitus", había dicho la doctora, que era muy normal, dijo. Agrego yo que muy ladilla más bien. Que era "una especie de fatiga auditiva por exposición continua y prolongada a ruidos fuertes" ¿o sería el cansancio ante tanta habladera de paja que le deja a uno ese zumbido, latente aviso de estar fuera de servicio? La voz de la doctora era empalagosa y el pitico aludido la distorsionaba desagradablemente, incluso ahora dentro de su cabeza.

Su barriga dejó escuchar un gruñido, tenía hambre, no había almorzado, estuvo ocupado todo el día revisando los pedidos y atendiendo llamadas de clientes. Le iba bien, era innegable, un triunfador. Había logrado de todo en la vida, nadie dudaría de su éxito. Pero el vacío seguía allí cada noche, al borde del insomnio, escondido detrás de cada recuerdo de efímera felicidad. 

A estas alturas del clima y del día no le quedaba tolerancia para el desatino de las opiniones ajenas y no le gustó ninguna de las cacofonías vulgares que de un tiempo para acá sustituían a la verdadera música, así que pulsó el menú en el panel frontal del reproductor y eligió algo de sus listas. Un rock sinfónico, instrumental, con largas descargas de guitarra eléctrica y una armónica estridencia. No pudo evitarlo. Pensó en ella. 

Sólo ella lo había amado de esa manera. Le había dicho "soñador", las demás lo habían llamado de muchas formas: loco, aventurero, mediocre, mentiroso, estafador, infantil, ridículo... "incomprendido" las resumiría mejor. 

*Ella ¿Cómo lo supo? ¿Porque perdí el control? Y cómo no perder el control cuando se aproximaba con el cabello revuelto, violenta, queriendo asustarme como en una película de terror, acechándome como a un conejo, leona hambrienta de pasión... y yo rogando divertido -No me muerdas duro, por favor, soy de piel sensible así como también en mi corazón. Guarda el secreto, mi amor...*

El semáforo cambia. Se lo informa 春季女王 (Chūnjí Nûwáng), su amable asistente virtual. Su rostro asiático es una sobria compañía, nunca lo juzga, no chismosea, sólo habla para informarle puntualmente y asiente con tranquilidad cuando le ordena alguna tarea. No se queja cuando apaga el modo holográfico y la obliga a desaparecer de su identidad gráfica para sumergirse en el caos de datos y circuitos. Pero a veces, como hoy, le parece que observara los ríos de lluvia con algo como la melancolía. El vendedor le había recomendado tanto el programa, lo mejor del fabricante en materia de inteligencia artificial, su nombre significaba "Reina de la Primavera". No se pudo resistir a semejante configuración. 

¿Dónde estará ahora? ¿Qué estará haciendo? ¿Reposando en otros brazos sin aliento? Eso se inventa y el cliché lo lastima, pero poco le importa el sufrimiento ante esa ventana de amor puro y sincero que no se desvanece con el tiempo. La piensa descalza, al ritmo de esa canción y vuelve a perder el control, su frecuencia cardíaca aumenta, observa el retrovisor, el reflejo de su piel cromada juega con la luz en un tono de lava incandescente, el fuego que fluye en su sangre intensamente. 

El timbre del teléfono repica otra vez. ¿Será ella? No, no es. Si no es para ti no estoy para nadie. Sigo soñando, no puedo evitarlo, el mundo indolente en movimiento es un tormento. Presiono el acelerador. La primavera tropical es un pichaque. Me estrello. El caleidoscopio de flores rojas girando, cayendo, amapolas descomponiéndose en fugaces imágenes. Desenfreno. Te pienso despierto, si no te tengo no valió la pena este momento. Mi mirada perdida en la expresión serena de mi acompañante. No. En realidad, estoy solo. Qué desperdicio de creatividad. Estoy perdido, totalmente, quedé atrapado en una primavera eterna. 


Arte: Harkalya

P.D. Este relato forma parte de mi historia CRÓNICAS DE ONYRIA/ CUADERNOS BAJO LA ALMOHADA en Wattpad 

Sueños húmedos

 

Arte Harkalya


Sueños húmedos

Por: Koral García Delgado (Harkalya) y Luis Gonzalo Guerrero Arenas (Pensamiento Guerrero)


La escalera terminaba en un largo pasillo, sin ventanas, al final una puerta entreabierta, una lámpara de neón colgaba de los cables emitiendo una luz blanquecina, intermitente, el extremo más opaco hacía un leve zumbido y uno que otro chispazo… Kamila avanzó lentamente, cuando alcanzó la lámpara se hizo hacia un lado para esquivarla, no quería pasar por debajo. Uno de sus brazos rozó la pared y sintió un escalofrío de grima. La pared estaba sucia, con manchas de grasa y salpicaduras de barro. Siguió caminando. Más adelante faltaban algunas losas y había un charco, el líquido en él era turbio, contuvo la respiración, intentó continuar pero algo se había adherido a su tobillo, un tentáculo se enrollaba subiendo desde su talón izquierdo, empezaba a tantear su pantorrilla, ella lo sacudió con fuerza pero solo consiguió que la apretara aún más, despertó, con todo el cabello agitado sobre su rostro.

Estaba a salvo, seca, en su cama, sin embargo la sensación de asco permaneció, miró el reloj, aún no sonaba la alarma, era temprano aún no amanecía, las cortinas traslúcidas filtraban la luz de la Luna. Definitivamente el bebé dormiría un poco más. Se levantó y fue al baño, el tiempo es un lujo cuando tienes hijos, se miró al espejo, todavía era hermosa, aunque pequeñas líneas de expresión empezaran a asomarse en el borde de sus ojos, pero no se reconocía en la mirada que el espejo le mostraba, como si otra persona la observara a través de su propio reflejo, como si otro ser cohabitara su piel y le reclamara el espacio desde adentro, obligándola a abandonarse a sí misma a la deriva…

Una vez había logrado llegar hasta la puerta, pero nunca logró abrirla, había escuchado su voz al otro lado; estuvo totalmente segura de que lo encontraría allí, pero por alguna razón siempre despertaba antes.

Esta vez no fue así, intensamente no fue así, los sueños para ella siempre fueron un tema confuso, sin darse cuenta había perdido la línea entre la realidad y la fantasía, eso era un terreno peligroso, tan peligroso que sus manos no se atrevían a tocar el picaporte, quizás era de ese tipo de miedo que despierta un seguro encuentro, todos sabemos lo que pasa cuando uno posterga lo inevitable, por más que les des vuelta pasa, y pasa peor aún. Cada hueso de su bien torneado cuerpo lo tenía presente, su pudor la censuraba pero el fuego en la parte baja de su vientre la hacía avanzar, era inevitable, Kamila no se resistiría más, tenía claro que al abrir la puerta, abriría no sólo eso, abriría su alma, su cuerpo, sus deseos y se entregaría sin remedio pese a sus hijos pese a todo. El calor que sentía se lo decía a gritos, se acabaron los tiempos de las soluciones fáciles, era el momento de enfrentar sus deseos, sus anhelos, era tiempo de sentirse mujer una vez más, de enfrentar por fin lo que había detrás del umbral de esa puerta, ya no se contuvo más y la abrió definitivamente la abrió, y como una tromba marina entro a su vida la más exquisita fragancia, una fragancia conocida por ella esa que sella la vida, esa que solo nace de la pasión, del deseo, es esa fragancia que une los cuerpos al amor.

Allí estaba él, Joshua, parado inmóvil vestido con la más hermosa túnica de lino blanco, su majestuosidad era impactante, era evidente que no era de este mundo por lo menos no del mundo conocido por ella, Joshua también es llamado el jardinero de Dios, se menciona que es uno de los pocos ángeles que son privilegiados al hablar con Él. Sin pedir permiso entró, sin mediar palabra la tomó por la cintura y la besó, no sólo en la boca y en todo su cuerpo, la besó en el alma, justo allí donde sólo besan los ángeles celestiales, dónde ella deseaba que la besaran desde hace mucho tiempo, se elevaron sobre la habitación en un espiral ascendente dónde ella desde arriba podía ver lo que era su vida y lo que había dejado de sentir por sus responsabilidades, su arte, su piel y comprendió que no tenía por qué temer más, que no se cerraría de nuevo, que su vida, su alma y su cuerpo quedarían abiertos a lo nuevo, a la aventura, a la pasión y que todo en ella sería de hoy en adelante consecuencias de eso, de su absoluta libertad.


P.D.1: Este relato también lo puedes encontrar en nuestros perfiles de Wattpad y en las páginas de Luis.

P.D.2: Si te interesa escribir un cuento en colaboración conmigo y publicarlo conjuntamente en tus sitios, aquí y en mis otras redes no dudes en contactarme al correo electrónico harkalya@gmail.com


Arte @Harkalya / Septingerie 2019


Disfrutemos un café!




Mis amores... en esto de actualizar y revisando el blog me di cuenta de algo: soy terrible cumpliendo promesas... 🤦‍♀️ Cada vez que prometo ponerme al día me pierdo irremediablemente... Sorry, not sorry... Así que aquí me tienen, inconstante pero perseverante, jejeje... Pues sí, sucede que en mi situación geográfica regional y nacional, las comunicaciones se han vuelto poco menos que misión imposible, entre cortes de electricidad y ausencia de señal hay que hacer malabares con la vida para poder publicar aunque sea una fotico en las rrsss... Pero no es de eso que quería hablar hoy...  Venezuela y el mundo se han sumergido en el caos, la caja de Pandora destapada y todas las calamidades desbordando las noticias... parece que la Esperanza se hubiese perdido... Sin embargo... aunque no obtenga difusión también están sucediendo cosas buenas, gente que no se rinde empeñada en hacer realidad sus sueños de un mejor mundo posible... como yo!

Hoy les voy a contar de Ko-fi.com. Un sitio de "crowdfunding" (financiamiento colectivo) para creadores donde puedes apoyar invitando uno o más cafecitos y disfrutar de esas otras realidades creativas. Cada creador ofrece una mirada alternativa y muestra su aporte, su granito de arena, desde la máxima gratitud existen recompensas por el apoyo y así se pone en práctica la fórmula ganar-ganar! 

En mi Kofi conocerás más de mi finca Villa Harkalya, el proceso de nuestro café orgánico, de algunos de mis proyectos artísticos y más recientemente agregué a la galería un álbum de nuestro pequeño Gaspar KofiKat, un gato encantador surgido de las flores del café! 

Con los aportes de Kofi podemos hacer mejoras en la infraestructura de la granja para hacer más eficiente su manejo, apoyamos a los productores locales (apicultores entre ellos), ayudamos a personas necesitadas de la comunidad y protegemos la reserva de Biodiversidad de nuestra propiedad, así como los bosques y aguas del municipio Andrés Bello del Estado Mérida. También me permite ejercer como docente en un liceo público y hacer difusión de los delicados temas ambientales... Increíble ah? Y después hay quién no cree en brebajes mágicos???

Por allá dejé también un pajarito para colorear de regalo y hasta es posible que si algún día se normalizan los envíos internacionales, mis otros pajaritos originales vuelen a los hogares amables de la gente que me ha apoyado...




Y entrevistada otra vez!!!




Gente!!!

Tanto tiempo!!

Estoy vivaaaa!

De verdad ha pasado tanto tiempo que ni sé cómo retomar este espacio... y es que en estos seis años que abandoné el blog me ha pasado de todo... y en el mundo también... soy sólo yo o uds también se están sintiendo que viven en medio de un apocalipsis distópico post punk? 🤪😰🤪😰🤪

Bien, como hay mucho que poner al día voy a empezar compartiendo una entrevista que surgió a partir de unas conversas con mi amiga y periodista Gabriela López para su programa de radio La Buena Ola y el portal Pasión País. Y si no me conocían, es una oportunidad excelente para tener una visión panorámica de mi huella en esta nave llamada Tierra... Espero la disfruten... aunque para ser honestos creo que Gaby exagera un poco y me coloca en un pedestal muy alto... ☺ Qué honor y qué compromíso! Ojalá no decepcione a nadie, porque en realidad lo único que he pretendido siempre es ser simplemente "yo".

Veamos si aún tengo lectores por aquí... La verdad, en parte no había retomado este espacio por albergar ciertas dudas sobre su validez como herramienta de comunicación ante tantas aplicaciones y redes sociales... de pronto lo creí obsoleto y perdí la motivación de escribir aquí... Eso sí... Aún estoy evaluando la efectividad de mantener esta ventana abierta... 

¿Qué quiero decir con esto? Significa que la continuidad de este espacio dependerá de sus interacciones... pues para hablar sola... mejor lo sigo haciendo con las gallinas de mi casa! 😂

Espero sus comentarios! Gracias por ser y estar. Cuídense mucho! Abrazos virtuales! Nos leemos...

Harkalya en Pasión País

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